miércoles, 28 de noviembre de 2018

Opinión: En defensa de la lata.

Está claro que a día de hoy nos enfrentamos a una tendencia que cada vez gana más seguidores: el uso de la lata para envasar la cerveza. Pero esto ha llegado a España con retraso, como casi todas las tendencias. Un uso que adoptamos de EE.UU, en particular viene desde Colorado y la mítica fábrica de Oskar Blues Brewery que ya en 2002 se aventuró y enlató su referencia más mítica, la Dale's Pale Ale.

Sólo hizo falta que alguna 'grande' se lanzara para que la siguieran multitud de cerveceras que hoy en día son referencias mundialmente en el mundo de a cerveza artesana. Algunas como Stone Brewing, Beavertown, Brooklyn Brewery, Brewdog, Mikkeller... apostaron por el formato y hoy triunfan, en parte, gracias a este gesto. 

Pero no hace falta irse tan lejos para encontrar buenas referencias que machacan el mito de que la cerveza en lata es mala cerveza. En casa tenemos a Arriaca, que desde 2016 enlata sus cervezas, teniendo a día de hoy en su catálogo todas sus recetas cubiertas excepto su Russian Imperial Stout y Centeno. Nacieron en 2014, pero desde su fundación estudiaron el mercado y el uso de la lata. 


¿Por qué usar la lata?
Si estás leyendo esta entrada es porque seguramente ya has tomado muchas cervezas enlatadas, así como en botella, por tanto ya habrás tenido estas conversación con muchos colegas cerveceros. Yo me remito a los datos y cito las palabras de Jesús León, de Cervezas Arriaca: "es una tendencia imparable porque las ventajas son incuestionables y objetivas”.
  1. Conservación: Al ser opaca, una lata no permite el paso de luz nunca, por tanto sería perfecta para usarla en estilos especialmente lupulados, ya que el lúpulo es un ingrediente fotosensible. También ayuda a la conservación del líquido sin proporcionar aromas indeseados y otorgando así una vida más larga y en mejor estado, por tanto, más frescor.
  2. Transporte: La forma cilíndrica de la lata hace que sea más fácil su transporte, así como su almacenamiento tanto para distribuidores y transportistas como en el ámbito doméstico. Son más pequeñas, se enfrían antes y ocupan menos... Un combo ganador para nuestra nevera.
  3. Impacto ambiental: Es más fácil de reciclar y el peso es menor que el de una botella, así que en costes de transporte y emisión de gases tóxicos, también  sale ganando. En este aspecto, la botella ofrece una vida útil mayor al permitir su limpieza y reciclaje.
En conclusión, creo que la lata hoy en día ya tiene a su público ganado, pero es cuestión de tiempo que se implante su uso en el sector artesanal. Muchos ya lo hacen, como  Soma, Garage, CCVK o La Pirata. Pero nunca van a acabar con la botella. A todos nos gusta hacernos con nuestros tesoros de invierno, esos petróleos puros que envejecemos con cariño para consumir cuando casi nos hemos olvidado de ellos. No obstante, una vez hemos acabado con el mito del sabor metálico, cervezas baratas o de mala calidad... ¿Cuál es el techo de la lata en el mundo de la cerveza artesana? Lo veremos en los años venideros.

miércoles, 21 de noviembre de 2018

Opinión: Cultura Cervecera

Desde hace unas semanas me ronda una pregunta por la mente. ¿Es necesario contar con títulos de BJCP, Cicerone, Beer Sommelier, etc. para apreciar una buena cerveza artesana? Mi respuesta sería rotunda: No. Ahora bien, como todo en la vida, si estás preparado para ello podrás disfrutar, entender y apreciarla mejor con la formación necesaria. Pero no es estrictamente necesario para poder CREAR CULTURA.

Me explico y lo ejemplifico con mi caso, ya que creo que es un buen ejemplo. Yo tengo 24 años y llevo en el mundo de la cerveza artesana desde 2015 aproximadamente. El mayor matiz, sin duda, sería mi situación geográfica. Si hablamos de cultura cervecera, Jaén sería ejemplo de lucha. En una zona donde en los bares puedes beber Cruzcampo, Mahou o Alhambra es difícil dar con gente que realmente consuma producto artesanal. Afortunadamente, en 2016 conocí la Asociación de Cerveceros Jiennenses (de la que a día de hoy formo parte de la directiva) y con ellos sí que empecé a afrontar esta afición desde otro punto de vista.

Entre nuestros socios contamos con un juez BJCP (Jesús Talavera, CEO de La Aceitunera Cervezas) y un Certified Cicerone (Abel Collado, co-fundador y socio de The Garrison: Craft Beer House). Mi "formación" se basa en talleres de la ACJ, charlas, prácticas y ayuda de ellos. Bien es cierto que no tengo ningún título, me considero afortunado por contar con ellos. Actualmente somos 25 socios (Noviembre 2018)

Desde nuestra asociación ofrecemos asistencia al elaborador casero, consultas sobre cualquier ámbito del mundillo, talleres y formación, elaboraciones en directo... En definitiva, considero que creamos cultura cervecera. Una cultura que creo muy necesaria a día de hoy para que se regularice el consumo de artesana, para que la gente aprecie las buenas materias primas o que, sin más, sepa que la cerveza es agua, malta, lúpulo y levadura.

Por tanto, sin ser un experto, simplemente un aficionado que escribe tras su ordenador, mi objetivo es proyectar la imagen que merece nuestro sector, ya sea con cervezas de 12€/lata o botellas de 2,50€ pero siempre con rigor y sentido común. No veréis una crítica positiva a una cerveza que realmente no me guste, ya que considero que sería hacerle un flaco favor al elaborador y, sobretodo, al posible cliente que quiera probar.

Con todo esto, os invito a reflexionar, en especial a aquellos que consideran que el mundo craft es sólo beber rarezas, así como también creo que es necesaria la formación para todo aquél que como yo quiera, antes o después, poder disfrutar de manera plena con la buena cerveza.

¡Creemos cultura!